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Fracaso de la Selección española de los 1000 pases

    Fracaso de la Selección española de los 1000 pases

    Se repite el fracaso de la Selección española de los 1000 pases, cuatro años después de lo de Rusia. En esta ocasión todo el peso cae sobre Luis Enrique, que ha hecho un show de su liderazgo y no cumplió sus promesas sobre no tener miedo nunca. La Roja volvió a cometer los mismos errores que contra Rusia y acumula una nueva decepción, cuando las expectativas no podían ser mas altas. Eso sí, los jugadores vuelven a casa en una burbuja, pensando que han hecho el mejor papel posible. Lo analizamos.

    El show de Luis Enrique

    Lo cierto es que España llegaba al primer partido con viento a favor: 7-0 contra Costra Rica, muy buen ambiente y una piña con Luis Enrique. La corriente favorable ocultaba los problemas: El andamio, el walkie-talkie, el Twitch… Todo quedo silenciado por el buen royo y por ir todos a una, pero el seleccionador español caía mal a mucha gente, no se hablaba con la prensa y va cegado con su idea. Ojo, no decimos que su idea falle, la idea es excelente, pero hay que tener un plan B y hay que tener mas autocrítica.

    La fase de grupos: El terror final y vuelta al juego horizontal

    Hasta el partido contra Alemania todo aficionado español podía pensar que éramos claros favoritos ganar el Mundial de Qatar 2022. Pero ahí empezó todo a perderse. La selección española empezó a tener miedo a perder. No, corregimos, Luis Enrique. Los soldados de Luis Enrique obedecían como si fueran robots al mister, el mismo al que casi le da un infarto cuando Japón hizo dos goles esa pesadilla del tercer partido. Costa Rica remontó a Alemania y por unos minutos España estaba fuera. Durante esos momentos de tensión España no cambió un milímetro su plan de juego. Es más: Luis Enrique contenía al equipo para que no se rompiera al ataque. Finalmente pasamos porque Alemania ganó su partido, no porque España pudiera siquiera empatar contra Japón.

    Fracaso de la Selección española de los 1000 pases

    El desastre total: Derrota contra Marruecos en octavos

    Llegábamos a octavos con esa sensación de que estábamos estancados en la pesadilla de Rusia 2018, cuando nos eliminaron los anfitriones también en octavos. Y de nuevo se volvió a repetir la historia: España volvió a dar más de 1000 pases… juego muy plano, con poca profundidad y pocas ocasiones de gol. Se jugaron 130 minutos de juego ofensivo y nada cambio. Nuestro eterno «deja vu». Pero lo que es peor: ni siquiera acabaron desesperados. Los laterales no doblaron a los extremos, el central no acabó en el área, no se hizo ni un sólo cambio que modificara el sistema… Parecía que España no quería perder. Pero no os equivoquéis: era el terror de Luis Enrique por encajar el gol decisivo, que impedía a los jugadores desatarse en ataque. Jordi Alba y Llorente no rompieron la línea de 4 atrás, cuando Marruecos jugaba sin delantero. Un desastre.

    Pero lo peor llegó al final. El mejor de la selección, Gavi, que estaba peleándose con los moros literalmente y sacando faltas peligrosas, fue sustituido. El único que inquietaba, porque a base de presión y lucha proponía algo distinto. Fue el único soldado que había roto las cadenas y estaba decantando el partido. Los demás cumplían el plan del mister: pase al lado, a la banda, pase atrás… y vuelta a empezar. El eterno «deja vu» que nos condena desde que hicimos el triplete. Sólo Williams rompió a la espalda en dos ocasiones y Del Olmo, que también fue sustituido. Los cambios no aportaron nada, a excepción de la velocidad de Williams. No se pudo romper el cero cero inicial, ni en mil años.

    Fracaso de la Selección española de los 1000 pases

    El fracaso de la Selección española de los 1000 pases llegó en el despropósito final. De nada sirve hacer el récord de pases, una vez más, si no son verticales. Ganamos el Mundial sin ese absurdo récord. Tras 130 minutos con sólo dos remates a portería, de impotencia, llegaron los penaltis.

    España no fue capaz ni de anotar un penalti. La elección de lanzadores fue de Luis Enrique, que no se unió al abrazo español antes de la tanda. Luego, en rueda de prensa los periodistas preguntaron si se habían ensayado los penaltis. La respuesta fue que cada jugador debía prepararlos en sus clubs. ¿De verdad? No sólo el técnico se elige así mismo líder, falla en el planteamiento, no realiza cambios que propongan algo distinto y le de un ataque de pánico cuando un gol nos deja fuera. Además no ensaya los penaltis. No falla el estilo, ni los jugadores, nos ha fallado el líder. Necesitamos un líder en el campo, y otro en el banquillo, pero ya.

    Hay mucho que rescatar, no todo hay que borrarlo

    Hay muchas cosas positivas que rescatar. El fallo no es el estilo, ni los jugadores (al menos todos), ni muchas otras cosas. Por ejemplo Unai Simón se presenta como un buen portero. Laporte es un gran central. Rodri es sensacional y vale como defensa. Gavi y Pedri son nuestro futuro. Morata es nuestro 9. Williams puede ser un gran revulsivo. Realmente Gavi y Pedri pueden ser los futuros Xavi e Iniesta, pero tienen que dar un paso hacia delante, hacia la excelencia. Y eso sí, tienen que soltarse, y rebelarse contra los partidos, mostrar su valía en los partidos grandes. Recuerdo como un tal Xavi replanteaba un encuentro del Barcelona, con Van Gaal en el banquillo, para dar la vuelta a una eliminatoria. Habría sido épico… Ese es el líder en el campo que nos falta.

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