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Sentimiento Valenciano

    Sentimiento Valenciano

    Este artículo tal vez llegue un poco tarde, porque pertenece al comienzo de la temporada 2002/03. Eran los buenos años del Valencia, dirigido por Rafa Benítez, aunque parecía el final de un ciclo, ya que se llegaba tras no clasificarse para la Champions, perder la final y la marcha de Mendieta.

    Aun recuerdo los tres goles de Rivaldo, el último de chilena, que nos mandaron a la UEFA. O las lágrimas de un presidente al anunciar la marcha de Mendieta. Las mismas lágrimas que estallaron en Cañizares, consolado por su famosa toalla roja, tras acabar la tanda de penaltis de la final de la Champions frente al Bayern de Munich. Aun retienen mis pupilas la dimisión de Benítez, y mis oídos los ecos de un Paco González augurando malas nuevas contra el Werder Bremen, confirmadas por la rotura del mejor interior zurdo de Europa: Vicente Rodríguez. Pero también me emociono al pensar en el doblete, en la defensa sólida que formaron y en un Baraja pichichi del equipo. Y estallo en contradicciones cuando pienso en el futuro. Con un David a la cabeza y otro en la columna vertebral (Villa y Albelda), se reafirman los cimientos que hicieron a un Valencia campeón. Aunque derrotas con equipos débiles hacen presentir el año anterior.

    Después de todo, sólo tengo una cosa clara: seguiré siendo del Valencia. He sufrido con ellos, derramando las mismas lágrimas y festejando los mismos éxitos. He cantado el himno y he soñado con desbancar a un Barça pletórico. Porque no hay alegría sin penas, no hay Valencia sin sentimientos, ni Regueiro con Vicente. Porque al igual que siento la tierra, siento los colores y a los jugadores que los defienden. Mista rompe su sequía goleadora. Baraja vuelve al ataque. Villa amenaza el Pichichi de un Eto’o hambriento. Cañizares alcanza su mejor nivel. Y Kike Sanchez Flores ha sabido leer como Rafa Benítez, la situación de este Valencia que tanto nos apasiona. Un sentimiento valenciano que crece partido a partido, con nuevas figuras que surgen como AlbiolDavid Silva y Pablo Hernández.

    La temporada que viene vuelven las mágicas noches de Champions, con la ilusión intacta. O bien desde el Mestalla, o bien desde enfrente del televisor, animaré como el que más, porque ante todo soy un aficionado fanático, que busca mediante el desgarramiento de su garganta, que el balón haga una parábola y se introduzca en las redes. Un sentimiento valenciano compartido, y más ahora que tenemos un delantero en condiciones. Esperemos que suceda muchas veces.

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